Estos son algunos artículos cortos sobre temas generales del budismo escritos por Vajranatha:
- Las Raíces del Mal en la Sociedad (Una perspectiva budista)
- Una Actitud Positiva Hacia La Muerte: Descubriendo el libro tibetano de los muertos
- La Cuestión de Dios
Las Raíces del Mal en la Sociedad (Una perspectiva budista)
¿Cuál es la causa de los males que nos asaltan durante la vida? ¿Por qué hay tantos sufrimientos y desagrados? Según las enseñanzas budistas todo sufrimiento proviene de las «tres raíces del mal»: el odio, la codicia y la ignorancia. Esta enseñanza parece demasiado simplista pero si la estudiamos al fondo nos daremos cuenta de su profundidad. Se puede decir que todos los males dentro de nuestras vidas privadas y la sociedad en general se derivan de las tres raíces.
Las raíces del mal surgen del sentido del ego, es decir la sensación de tener un «yo» fijo y separado de los demás. El Buda siempre enfatizó que realmente no hay nada inmutable dentro de nosotros: el cuerpo, los estados de animo, la personalidad, todos los elementos de nuestro ser son fluidos, cambiantes y perecederos. Sin embargo no solemos hacer caso a todo esto. Sabemos que somos perecederos pero vivimos como si fuéramos inmortales. Del ego buscamos la sensación de seguridad pensando que es un refugio de permanencia. Ahora veremos como surgen las raíces del mal como consecuencia de esta forma equivocada de percibir el ego..
El odio surge cuando encontramos cosas que amenacen nuestro sentido de yo, perturbando la seguridad que esperamos. Al contacto con estas cosas reaccionamos con rechazo y odio. Ejemplos de las cosas que pueden provocar esta reacción son: alguien con creencias diferentes a las nuestras (de un partido político diferente o de una religión diferente) o alguien que nos critica (con o sin justificación). Esta reacción de rechazo puede ser muy fuerte, el caso del racismo es un ejemplo de esta tendencia o puede ser muy leve, por ejemplo al recibir una comida que nos disgusta.
La avaricia es el opuesto del odio. Realmente «avaricia» no es una buena traducción del palabra original hindú «lobha», aunque sea la más común. Más bien quiere decir algo como «deseo neurótico». Es el deseo de aferrarnos a cosas que apoyan la sensación de tener un «yo» duradero. Estas «cosas» pueden ser materiales, tales como una casa cómoda o un carro. También nos aferramos a cosas no materiales como un estatus social el cual aparenta brindarnos una identidad «yoísta» más definida. Con frecuencia las parejas también son objetos de nuestro apego neurótico. Parece que todo va bien hasta que perdimos el objeto que deseamos… de repente perdimos lo que mantenía la sensación de seguridad y permanencia.
La última raíz del mal es la ignorancia. En el Budismo «ignorancia» no quiere decir la falta de conocimientos o de una buena formación intelectual. Es una ignorancia espiritual… un estado de no reconocer la realidad de las cosas. No es pasiva sino activa, no queremos reconocer la verdad, como el avestruz que esconde su cabeza en la arena en lugar de enfrentar la verdad. Vivemos así: no queremos enfrentar las cosas que demuestran que el ego es efímero. Un escritor acerca del Budismo describió la Iluminación como «la sabiduría de la inseguridad»… en lugar de luchar en contra de la inseguridad inherente en la vida, la aceptamos y vivimos en harmonía con ella.
Es relativamente fácil reconocer las tres raíces en nuestras vidas y dentro de la sociedad… todo el mundo habla de la inseguridad en la calle o de los banqueros corruptos. ¿Pero que podemos hacer para cambiar las cosas? El primer paso es reconocer que cada uno de nosotros tenemos las raíces adentro. Es muy fácil echar la culpa afuera y no hacer nada nosotros mismos. Nadie puede cambiar lo que hay dentro de otro. Una vez que asumimos la responsabilidad por nuestros estados mentales, necesitamos tomar medidas para superar las raíces del mal. En el Budismo hay dos herramientas para ayudarnos con esta tarea: primero la ética y después la meditación. La ética budista consiste en algunas pautas para examinar nuestro comportamiento y darnos cuenta de la influencia de las raíces. La meditación es la forma más directa de trabajar con la mente. Con ella podemos transformar las profundidades de la consciencia, purificando nuestros estados mentales y eliminar las raíces del mal. Cuando uno está logrando superar las raíces en su propia vida, ya puede ayudar a otros hacer lo mismo. Si más personas trabajan para superar las raíces del mal en sus vidas, la sociedad sería transformada.
Una Actitud Positiva Hacia La Muerte :: Descubriendo el libro tibetano de los muertos
Rabindranath Tagore dijo «sé que voy a amar la muerte ya que he amado la vida». Sin embargo a la mayoría de nosotros nos cuesta ver nuestra defunción con tanta serenidad. Por lo general nos llena con temor la idea de morir o de perder personas queridas. Nuestra sociedad nos enseña ver el mundo de una forma «materialista»: es decir solo reconociendo lo que podemos observar directamente con los sentidos, o indirectamente por la ciencia. Desde este punto de vista la muerte es simplemente una terminación, un vacío y la perdida de todo que valoramos.
Entonces un encuentro con el «Libro Tibetano de los Muertos» nos puede sorprender bastante. Aquí nos enfrentamos con la posibilidad de que la muerte no sea solamente un momento trágico sino una oportunidad. Su título original «Bardo Thodol» quiere decir «la Gran Liberación por la Audición en el Estado Intermedio». Pertenece a la tradición budista «Nyingma», y de acuerdo con todas las ramas del Budismo reconoce la reencarnación. Da una descripción de la experiencia de morir, pasar por un estado intermedio y renacer. El propósito del texto es darnos instrucciones para aprovechar espiritualmente del momento de la muerte o ayudar una persona moribunda. Sin embargo las enseñanzas del libro tienen relevancia para toda la vida y no solo para nuestros últimos momentos.
Tradicionalmente en el Tíbet no se consideraba un texto muy avanzado o difícil de entender. Sin embargo nosotros carecemos del ámbito budista en que vivían los tibetanos. Necesitamos algunas explicaciones del simbolismo, de los términos claves y de la filosofía subyacente. De vez en cuando hay cursos acerca de este texto en el Centro Budista de Mérida.
La Cuestión de Dios
Una de las diferencias que he notado entre la gente de Venezuela y la de Europa es su actitud hacia la idea de Dios. Por lo general en Inglaterra, por ejemplo, encuentro poca gente que cree en Dios y la que cree suele tener una vaga creencia acerca de la cual casi nunca habla. Sin embargo, aquí en Venezuela me parece que es poca la gente que no cree en Dios de una forma u otra y he tenido muchas conversaciones sobre este tema. Así pues muchos venezolanos se sobresaltan un poquito cuando descubren que el budismo es una religión atea, es decir que no tiene el concepto de Dios ni un equivalente. Tal vez por condicionamientos cristianos se suponga que una religión tiene que apoyar esta idea: no obstante no sólo el budismo sino el jainismo, el taoísmo, el confucianismo, algunas formas de hinduismo y el shinto son todas religiones ateas. Entonces me parece apto explorar este tema ya que es uno que va a surgir una y otra vez durante la difusión del budismo en este país. Quiero exponer claramente cual es el punto de vista Budista, pero antes de empezar quisiera enfatizar que el Budismo siempre ha respetado el derecho de todo el mundo de tener sus propias opiniones acerca de la religión. Si alguien no está de acuerdo con nuestro punto de vista no es una causa para intolerancia o rechazo de esta persona.
El primer problema que encontramos es la cuestión de lo que queremos decir cuando hablamos de «Dios». Hoy en día parece que cada quien tiene su propia idea de lo que es Dios. Incluso en Venezuela la gente no simplemente sigue los dogmas de la iglesia católica. Sin embargo todavía son muchos los que hablan de Dios como el «creador», así pues empezaré tratando sobre esta idea de Dios y luego pasaré a otros conceptos tal vez más «sofisticados».
El Buda rechazó el concepto de un creador del universo, incluso dijo que tal idea sería perjudicial a una vida espiritual. Un punto de vista muy distinto al de las religiones teístas ¿verdad? En algunos países budistas ni siquiera exista la palabra «dios» en su idioma, no obstante tienen una filosofía y un sistema de práctica espiritual muy sofisticados. Vamos a ver cuales son los problemas filosóficos con el concepto de un «creador».
La idea de un creador proviene de la observación de que las cosas del mundo tienen un principio y de que cada cosa necesita alguna causa para manifestarse. Entonces surgió la idea de Dios como «causa primera» de todo. Pero, si todo necesita una causa, un algo que lo creó, ¿quién o qué creó al creador? Así pues hay una regresión infinita, la proposición de que todo necesita un creador implica algo que lo creó también. Esta idea no se sostiene filosóficamente.
El punto de vista budista acerca del origen del universo es muy interesante. El Buda nos dijo que hay algunas cuestiones filosóficas que no se pueden resolver intelectualmente. Una de éstas es «¿tiene el universo principio y final o es eterno?» Según el Buda hay cuatro respuestas posibles a la pregunta: 1. tiene principio y final, 2. no tiene principio y final, 3. tiene y no tiene principio y final, 4. ni tiene ni no tiene principio y final. !Deben ser éstas todas las respuestas posibles! Pero el Buda dijo que ninguna es correcta. Sólo pensamos en estos términos a causa de nuestra ignorancia espiritual. La mente no iluminada no puede comprender la naturaleza del universo. Las palabras son incapaces de comunicar dicha naturaleza, sólo se conoce por experiencia directa.
Pensamos de una forma errónea a causa de la palabra «universo». «El universo» es un concepto que se inventó y que quiere decir «el conjunto de todo». Sin embargo solemos hablar del universo como si el conjunto de todo fuera un objeto sencillo: por ejemplo hablamos del universo como si existiera dentro del espacio y el tiempo mientras la verdad es que el tiempo y el espacio existen dentro de él. El universo es él dentro de lo cual todo tiene su creación y destrucción. Así pues no tiene sentido hablar de «la creación del universo» como la creación de una mesa por ejemplo.
Dejemos la idea de un creador y pasemos ahora a considerar otras concepciones de Dios más sofisticadas que se encuentran. Probablemente nuestros antepasados pensaban en Dios como un hombre viejo con una barba larga y canosa que vivía en el cielo que le dio a Moisés los diez mandamientos escritos en lápidas, pero hoy en día no creo que nadie piense así. Sin embargo se encuentra con frecuencia la opinión de que Dios no es un ser con forma de hombre sino «la armonía básica del universo», «la fuerza de la bondad del universo», «el amor universal» o tal cosa. Suponiendo que este concepto no incluye la idea de un creador, ¿qué tal está desde el punto de vista budista?
Suponiendo que se puede encontrar un concepto de dios que no tenga los problemas filosóficos de la idea de un creador, todavía queda un problema psicológico. Aunque hayamos rechazado la idea de Dios como un hombre viejo en el cielo, inconscientemente la palabra «dios» sigue con las connotaciones de los siglos. Dios es el «padre eterno» y en relación con él somos meros niños… espiritualmente es muy peligroso pensar así, quiere decir que no tenemos que tomar responsabilidad por nuestras vidas. Cuando el Buda nos dijo que el concepto de Dios perjudica la vida espiritual, vio que tal noción impone limites sobre nuestro desarrollo espiritual. Si pensamos que siempre hay un ser supremo más allá de nosotros, quiere decir que hay un nivel de desarrollo al cual nunca podemos alcanzar. Es especialmente así si pensamos que Dios es el creador: uno nunca puede lograr ser igual a su creador. El concepto de Dios puede alojarse dentro de nosotros e inconscientemente limitar la meditación y el desarrollo espiritual. La idea en sí de una armonía profunda en el universo no es mala, los problemas empiezan sólo si llamamos a ésta «Dios».
Quedan dos preguntas. Una acerca de los santos y místicos de las religiones teístas: ¿no tuvieron experiencias espirituales aunque creyeran en un dios? Y otra sobre la práctica de rendir culto al buda: ¿no es realmente el Buda un dios para los budistas?
Con respeto a los santos de las religiones teístas, creo que sí tuvieron verdaderas experiencias espirituales. Sin embargo yo diría que tuvieron estas experiencias a pesar de creer en Dios. Parece que tales personas estaban dotadas espiritualmente: tenían una gran afinidad por la vida espiritual. Pero también se encontraban en un entorno que les obligaba a emplear un lenguaje teísta para comunicar sus experiencias. Si hubieran vivido en otro clima filosófico quizás hubiesen logrado un grado de visión superior. Aunque algunos de aquellos parecieran contentos de practicar dentro del contexto de la religión teísta predominante, otros prefirieron morir antes de aceptar aquel yugo. Durante el tiempo de la inquisición murieron miles de personas de tal forma.
Acerca de la reverencia de los budistas por el Buda: ¿no es El realmente un dios con otro nombre? Pues una cosa queda clarísima: ningún budista en el mundo cree que el Buda es el creador del universo, esa idea está en contra de todo la filosofía budista. Tampoco existe la práctica de rezar al Buda pidiendo ayuda material. Sin embargo en el oriente, incluso hoy en día, es costumbre reverenciar a los maestros como una forma de expresar sentimientos de agradecimiento. Tener sentimientos de gratitud a la gente que nos ayuda es algo natural para los humanos y para los budistas el Buda es el guía supremo a quien sentimos muchísima gratitud. Expresar estos sentimientos a través de la reverencia nos inspira y motiva en el camino espiritual y también nos sirve para recordar que podemos ganar la Iluminación igual que el Buda.
En conclusión entonces, desde el punto de vista budista no es muy aconsejable emplear la idea de un dios por las limitaciones inconscientes y psicológicas que puede traer y estas limitaciones son peores sin pensamos en Dios como «creador». Además la idea de un creador no tiene validez filosófica: pensar así haría imposible alcanzar la Iluminación ya que la realidad de las cosas transciende el espacio y el tiempo. Sin embargo sería posible ganar un grado de visión inferior a la Iluminación todavía creyendo en Dios. Finalmente el Buda no es un dios sino un guía espiritual a quien los budistas sienten reverencia y a quien podemos emular y ser iguales.
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