Lecturas para el día del Buda

Estas cuatro lecturas está extraídas del Canón Pali – la colección más antigua de enseñanzas del Buda. Son la versión más cercana que a como el Buda mismo habrá hablado de su experiencia de la iluminación.

Lectura 1 – El Buda decide dejar su hogar y encuentra su primer maestro Alara Kalama

Lectura 2 – El Buda practica la mortificación del cuerpo y se da cuenta que no es el camino a la iluminación

Lectura 3 – El Buda recuerda una experiencia de meditación espontanea de su niñez y se da cuenta que es el camino a la iluminación

Lectura 4 – El Buda describe la noche de su iluminación

Lectura 1 – El Buda decide dejar su hogar y encuentra su primer maestro Alara Kalama

Antes de mi iluminación, siendo todavía un aspirante sin iluminar, pensé: ‘La vida en el hogar está llena de estorbos e impurezas. La vida sin hogar es al aire libre. No es fácil, viviendo en un hogar, practicar la vida de santidad en su máxima integridad y completamente pura hasta el final, brillante como la madreperla. ¿Y si me cortase cabellos y barba, y poniéndome el hábito anaranjado dejase el hogar para salir a la vida sin hogar?’. Al cabo de un tiempo, siendo todavía un joven pelinegro, dotado del divino tesoro de la juventud, en la flor de la vida, aun contraviniendo la voluntad de mis padres que lloraban y gemían, me afeité pelo y barba, me puse el hábito anaranjado y di el paso de la vida del hogar a la vida sin hogar.

«Así, habiendo dado el paso para ir tras lo beneficioso, buscando el camino supremo hacia la paz sublime, fui adonde estaba Alara Kalama y le dije: ‘Amigo KaIama, quisiera vivir la vida de santidad en esta Enseñanza y Disciplina’.

Dicho esto, Alara KaIama me contestó: «‘El venerable puede quedarse aquí. Esta enseñanza es tal, que un hombre sabio, después de no mucho tiempo, siguiendo al maestro, puede realizarla por sí mismo con conocimiento superior, alcanzarla y permanecer en ella.’

«Pronto y rápidamente aprendí esa enseñanza. Por lo que respecta a la recitación y repetición de las doctrinas, tenía conocimiento y experiencia, pudiendo afirmar, al igual que otros que ‘Conocía y veía’.

«Entonces pensé: ‘Cuando Alara Kalama dice que «realizándola por sí mismo con conocimiento superior, uno alcanza esta enseñanza y permanece en ella» no lo dice sólo porque cree en ella sino porque debe estar seguro de su conocimiento y visión de esta enseñanza.’ Entonces fui adonde estaba Alara KaIama, me acerqué a él y le dije:

«‘Amigo KaIama, ¿con qué base afirmas que, realizándola por sí mismo con conocimiento superior, uno alcanza y permanece en esta enseñanza?’

«Dicho esto, Alara KaIama explicó que era basándose en la esfera de la nada.

«Entonces pensé: ‘Alara KaIama no es el único que tiene: fe, energía, atención, concentración y sabiduría; yo también tengo fe, energía, atención, concentración y sabiduría ¿y si me esforzara por realizar esa enseñanza que afirma Alara KaIama y, realizándola por mí mismo con conocimiento superior, la alcanzara y permaneciera en ella?’

Pronto y rápidamente, realizándola por mí mismo con conocimiento superior, alcancé esa enseñanza y permanecí en ella. Entonces fui adonde estaba Alara KaIama, me acerqué a él y le dije: «‘Amigo KaIama, ¿es basándote en esto como, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, afirmas haber alcanzado esta enseñanza y permanecer en ella?’

«‘Así es’ -contestó Alara KaIama.

«‘Pues, amigo, es basándome en eso mismo como, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, he alcanzado y permanezco en esta enseñanza’.

«‘Amigo -prosiguió Alara Kalama-, ¡qué bendición y qué gran suerte poder ver entre nosotros a alguien tan venerable en la vida de santidad! La enseñanza que, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, yo afirmo haber alcanzado y permanecer en ella, es la misma que, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, tú afirmas haber alcanzado y permanecer en ella. La enseñanza que, habiéndola realizado por ti mismo con conocimiento superior, tú afirmas haber alcanzado y permanecer en ella, es la misma que, habiéndola realizado por mí mismo con conocimiento superior, yo afirmo haber alcanzado y permanecer en ella. Es decir, la enseñanza que tú conoces es la que yo conozco y la enseñanza que yo conozco es la que tú conoces. Tú eres como yo y yo soy como tú. Ven, amigo, y encarguémonos los dos de este grupo de discípulos.’

«De este modo mi maestro Alara Kalama me ponía a mí, su discípulo, a su mismo nivel y me otorgaba el más alto honor. Pero entonces, me dije: ‘Esta enseñanza no conduce al desengaño, al desapasionamiento, a la cesación, al apaciguamiento, al conocimiento superior, a la iluminación, al Nibbana, tan sólo al logro de la esfera de la nada’.

Decepcionado y desengañado con esa enseñanza, me marché.

Lectura 2 – El Buda practica la mortificación del cuerpo y se da cuenta que no es el camino a la iluminación

«Entonces,  pensé: ‘¿Y si, apretando los dientes con la lengua tocando el paladar, sometiera, subyugara y dominara la mente con la mente?’, y con los dientes apretados y la lengua tocando el paladar, sometí, subyugué y dominé la mente con la mente. Haciendo tal esfuerzo, me corría el sudor por los sobacos. Al igual que un hombre fuerte, agarrando por la cabeza o los hombros a un hombre débil, lo sometería, subyugaría y dominaría, apretando los dientes con la lengua tocando el paladar, sometí, subyugué y dominé la mente con la mente y me corría el sudor por los sobacos. Pero,  a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo,  las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.

«Entonces,  pensé: ‘¿Y si me concentrara en meditar sin respirar?’ De manera,  que dejé de inhalar y exhalar por boca y nariz. Al hacer esto me zumbaban poderosamente los oídos como cuando sopla un fuerte viento. Como el fuerte resuello del fuelle de un herrero, al dejar de inhalar y exhalar por boca y nariz me zumbaban poderosamente los oídos. Pero,  a pesar de poner infatigable energía y establecer interrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo,  las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.

«Luego,  pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ Como si un hombre fuerte me clavara una espada afilada en la cabeza, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, me zumbaba poderosamente la cabeza. Luego,  pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ Al hacer eso, sufrí fuertes dolores de cabeza. Como si un hombre fuerte me estrujara la cabeza con una correa de cuero, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos sufrí fuertes dolores de cabeza. Luego  pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ Al hacer eso, fuertes zumbidos de vientos me desgarraban el vientre. Como si un carnicero experto o su aprendiz destripasen una res con un afilado cuchillo de carnicero, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, fuertes zumbidos de vientos me desgarraban el vientre.

«Luego  pensé: ‘¿Y si me concentrara aún más en meditar sin respirar?’ De manera,  que dejé de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos. Al hacer eso, el cuerpo me ardía intensamente. Como si dos hombres fuertes, agarrando por ambos brazos a un hombre débil lo abrasaran sobre un pozo de carbones al rojo, al dejar de inhalar y exhalar por boca, nariz y oídos, el cuerpo me ardía intensamente. Pero,  a pesar de poner infatigable energía y establecer ininterrumpida atención, mi cuerpo estaba excitado y desasosegado por el doloroso esfuerzo al que fue sometido. Sin embargo,  las sensaciones de dolor surgidas no se establecieron apoderándose de la mente.

«Entonces,  al verme en tal estado, algunos dioses decían: ‘El asceta Gotama ha muerto.’ Otros dioses decían: ‘El asceta Gotama no ha muerto pero está moribundo.’ Otros dioses decían: ‘El asceta Gotama ni ha muerto ni está moribundo, el asceta Gotama es un santo y así es como viven los santos’.

«Luego,  pensé: ‘¿Y si dejara de comer del todo?’ Entonces los dioses se me acercaron y me dijeron: ‘Señor, no dejéis de comer del todo. Si lo hacéis, os alimentaremos con la comida de los dioses a través de los poros de la piel y os sustentaréis con ella’.

«Entonces pensé: ‘Si afirmo que practico la abstinencia pero los dioses me alimentan con su comida y me sustento con ella, entonces estaré mintiendo.’ De manera,  que desistí diciendo a los dioses: ‘Está bien’.

«Después,  pensé: ‘¿Y si comiera sólo un poco cada vez, una sola cucharada de sopa de judías o de lentejas o de garbanzos o de guisantes?’ Así lo hice y mi cuerpo quedó extenuado. De comer tan poco, mis miembros parecían los tallos de una enredadera marchita, mi trasero la pezuña de un buey, mis vértebras las cuentas de un abalorio, mis costillas sobresalían como las canaleras de un tejado en ruinas, mis ojos se hundían en sus órbitas como el agua en un pozo profundo, mi cuero cabelludo se arrugaba y encogía como una calabaza verde y amarga que, arrancada antes de tiempo, expuesta al viento y al sol, se arruga y encoge. La piel del vientre llegó a pegarse a mi espina dorsal y, si se me ocurría tocarla, era mi espina dorsal lo que tocaba; si se me ocurría tocar mi espina dorsal, era la piel de mi vientre lo que tocaba. Cuando tenía que hacer mis necesidades, me caía de bruces allí mismo.  si trataba de aliviarme dándome friegas, el pelo, podrido en sus raíces, se me caía a medida que iba dando friegas.

“Algunos hombres al verme decían: ‘El asceta Gotama es negro’; otros decían: ‘El asceta Gotama no es negro sino moreno’; otros decían: ‘El asceta Gotama no es ni negro ni moreno, es amarillo’.

«Hasta ese punto,  el puro y limpio color de mi piel se deslució, y todo ello de comer tan poco.

«Entonces pensé: ‘Ha habido en el pasado, habrá en el futuro y hay también hoy en día, ascetas y brahmanes que han experimentado dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, pero no los hay que en nada superen a éstos. Sin embargo, no he llegado a través de ellos a ningún estado sobrehumano ni a ningún conocimiento y visión propios de los Nobles, ¿no habrá otro camino hacia la iluminación?’

Lectura 3 – El Buda recuerda una experiencia de meditación espontanea de su niñez y se da cuenta que es el camino a la iluminación

«Entonces,  recordé: ‘Un día, cuando mi padre, del clan de los sakyanos, estaba trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión’. ¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?»

«Y,  a la luz de aquel recuerdo, comprendí: ‘Éste es el camino hacia la iluminación.’

«Entonces,  pensé: ‘¿Por qué temer a una felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo que es perjudicial?’

«Y,  me dije: ‘No temo a esa felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con lo perjudicial.’

«Entonces,  pensé: ‘No es fácil lograr esa felicidad con un cuerpo llegado a tanta extenuación, ¿y si comiera algo sólido, arroz hervido y cuajada?’

«Así que,  comí algo sólido, arroz hervido y cuajada. En aquella ocasión me acompañaban cinco monjes que pensaban: ‘Si el asceta Gotama logra la Enseñanza, nos lo dirá’. Pero por tomar algo sólido, arroz y cuajada, se decepcionaron conmigo y se fueron pensando: ‘El asceta Gotama se pega la buena vida, ha dejado de lado el esfuerzo dándose a la buena vida’.

«Así que,  tras ingerir comida sólida y haber recuperado fuerza, apartado de los deseos de los sentidos, apartado de lo que es perjudicial, alcancé y permanecí en la primera abstracción meditativa [1], en la que hay gozo y felicidad nacidos del apartamiento y va acompañada de ideación y reflexión. Sin embargo,  la sensación de placer surgida tampoco se estableció apoderándose de mi mente.

«Luego, al cesar la ideación y la reflexión, alcancé y permanecí en la segunda abstracción meditativa, en la que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañada de unificación de la mente y serenidad interior. Sin embargo,  la sensación de placer surgida tampoco se estableció apoderándose de mi mente.

«Luego, al desvanecerse el gozo, permanecí ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman: ‘Vivir feliz, atento y ecuánime’, con lo que alcancé y permanecí en la tercera abstracción meditativa. Sin embargo,  la sensación de placer surgida tampoco se estableció apoderándose de mi mente.

«Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la aflicción, alcancé y permanecí en la cuarta abstracción meditativa, sin dolor ni placer, completamente purificada por la atención y la ecuanimidad. Sin embargo,  la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.

Lectura 4 – El Buda describe la noche de su iluminación

«Entonces, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirigí la mente hacia el conocimiento y recuerdo de mis vidas anteriores. Recordé mis múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: ‘Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí, allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí.’

«Así recordé mis múltiples vidas anteriores con sus características y detalles.

«Éste,  fue el primer conocimiento que logré en el primer tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo,  la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.

«Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirigí la mente hacia el conocimiento del nacer y morir de los seres. Con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores y supe: ‘Ciertamente, los seres de mala conducta corporal, de mala conducta verbal, de mala conducta mental, que insultan a los Nobles, que sostienen concepciones erróneas, cuyas acciones se derivan de concepciones erróneas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en la perdición, en un mal destino, en lugares de sufrimiento, en los infiernos. Pero aquellos seres de buena conducta corporal, de buena conducta verbal, de buena conducta mental, que no insultan a los Nobles, que sostienen concepciones verdaderas, cuyas acciones se derivan de concepciones verdaderas, tras la muerte y descomposición del cuerpo reaparecen en un buen destino, en algún mundo celestial’.

«Así, con el ojo divino purificado que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados y supe que renacen según sus acciones anteriores.

«Éste,  fue el segundo conocimiento que logré en el surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo,  la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.

«Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, inmutable, dirigí la mente hacia el conocimiento de la aniquilación de las corrupciones.

«Supe tal y como es: ‘Esto es el sufrimiento’, supe tal y como es: ‘Éste es el origen del sufrimiento’, supe tal y como es: ‘Éste es el cesar del sufrimiento’, supe tal y como es: ‘Éste es el camino que lleva al cesar del sufrimiento’; supe tal y como son: ‘Éstas son las corrupciones’, supe tal y como es: ‘Éste es el origen de las corrupciones’, supe tal y como es: ‘Éste es el cesar de las corrupciones’, supe tal y como es: ‘Éste es el camino que lleva al cesar de las corrupciones’.

«Cuando supe y vi así, mi mente quedó liberada de la corrupción del deseo de los sentidos, mi mente quedó liberada de la corrupción del devenir, mi mente quedó liberada de la corrupción de la ignorancia.

«Cuando quedé liberado, supe que estaba liberado y supe: ‘Aniquilado el renacer, cumplida la vida de santidad, hecho lo que había que por hacer, no hay ya más devenir’.

«Éste,  fue el tercer conocimiento que logré en el último tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo,  la sensación de placer surgida no se estableció apoderándose de mi mente.